Nuestro cultivo de Andes-Spirulina inicia con agua subterránea pura y cristalina, proveniente del glaciar de Antisana, cerca de los Altos Andes. Esta brota naturalmente desde 147 metros de profundidad hasta nuestro propio terreno. Con esta agua cultivamos nuestra Andes-Spirulina en invernaderos cerrados para evitar toda posible contaminación externa tales como polvo, insectos, hojas, roedores, sapos, heces de aves, etc. Luego agregamos las cantidades exactas de los átomos y moléculas inorgánicos, lo mas puros y limpios posibles, para tener y mantener nuestro cultivo de Andes-Spirulina en óptimas condiciones de salud y pureza.

Por último, cosechamos y lavamos nuestra Spirulina con agua potable en el proceso de microfiltrado para eliminar todo remanente de fertilizantes, sales o cualquier otra impureza y enseguida la secamos suavemente y realizamos el control de calidad antes de empacarla herméticamente para mantener su excelente calidad.